Parashá para niños - Parashá 22: Vaiakel (Éxodo 35:1 - 38:20)

Moisés descendió del Monte Sinaí con una gran misión. Reunió a todo el pueblo de Israel y les dijo:
—¡Elohim nos ha dado instrucciones! Construiremos un lugar especial donde Él habitará entre nosotros: el Tabernáculo.

Los israelitas escuchaban con atención mientras Moisés les explicaba que cada uno debía dar lo mejor de sí: oro, plata, telas, madera y su trabajo. ¡Todos estaban emocionados!

Adonay eligió a dos hombres especiales para liderar la construcción: Bezalel y Oholiab. Eran sabios y hábiles, y con paciencia guiaron al pueblo en cada tarea.

—¡Usaremos lo mejor de nuestros talentos para glorificar al Creador! —dijo Bezalel mientras tallaba la madera con destreza.

Poco a poco, los materiales se convirtieron en algo asombroso. Se levantaron columnas doradas, se tejieron cortinas de colores rojo, azul y púrpura, y se construyó el gran altar de sacrificios.

El pueblo miraba con asombro cómo el Tabernáculo tomaba forma. Sabían que era un lugar sagrado donde el Padre Santo los acompañaría.

Bezalel y su equipo también construyeron el Arca de la Alianza, el objeto más sagrado de todos. La cubrieron con oro puro y colocaron dos querubines en la tapa, con sus alas extendidas.

También hicieron la Menorá (el candelabro de oro), el altar de incienso y la mesa para el pan sagrado. Todo estaba listo.

Después de mucho esfuerzo, el Tabernáculo estaba terminado. Moisés lo observó y su corazón se llenó de alegría. Elohim estaba complacido con la obra del pueblo.

Entonces, una gran nube de luz descendió sobre el Tabernáculo, señalando que Adonay estaba allí. ¡El pueblo estalló en alegría y adoración!

La Parashá Vaiakel nos enseña que cuando trabajamos juntos y damos lo mejor de nosotros, podemos crear cosas maravillosas para Dios y para el bien de todos.

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