Cuento para Niños: "El Gran Reencuentro"
Parasha 11 Vayigash (Génesis 44:18-47:27)
Capítulo 1: Juda, el Valiente Hermano

Había una vez una familia muy grande, los hijos de Israel. Entre ellos estaba Judá, un hombre valiente y decidido, que tenía que hablar con el gran gobernador de Egipto, José, aunque no sabía que era su propio hermano. José estaba probando a sus hermanos para ver si habían cambiado. Ahora, Judá debía defender a Benjamín, el menor de todos, para evitar que se convirtiera en esclavo.
Judá se acercó a José y dijo con voz firme:
“Por favor, mi señor, escucha mis palabras. Nuestro padre es anciano y Benjamín es su hijo más querido. Si él no vuelve, nuestro padre morirá de tristeza. ¡Déjame a mí quedarme como esclavo en su lugar!”
José escuchó atentamente, y algo en su corazón comenzó a cambiar.
Capítulo 2: El Gran Secreto Revelado

José no pudo contenerse más. Se levantó de su trono, lágrimas corriendo por su rostro, y gritó:
“¡Soy yo, José, su hermano! ¡El que vendieron como esclavo hace tantos años!”
Los hermanos de José estaban atónitos, sus bocas abiertas de sorpresa. ¿Podía ser verdad? ¿El gran gobernador era su hermano perdido?
“¡No tengan miedo!”, continuó José. “Dios me envió aquí para salvarlos. Todo lo que pasó fue parte de Su plan. Ahora vayan y traigan a nuestro padre, porque quiero que toda la familia viva aquí en Egipto.”
Capítulo 3: El Viaje a Egipto

Los hermanos regresaron rápidamente a la tierra de Canaán para contarle a su padre, Jacob, la gran noticia.
“¡Papá! ¡José está vivo! ¡Él es el gobernador de Egipto y quiere que vayamos a vivir con él!”
Al principio, Jacob no podía creerlo, pero la alegría pronto llenó su corazón. Reunió a toda su familia, incluidos los niños, las mujeres y sus pertenencias, y emprendieron el viaje hacia Egipto. Fue un largo camino lleno de emociones y esperanza.
Capítulo 4: El Reencuentro Emocionante

Cuando Jacob llegó a Egipto, José corrió hacia él y lo abrazó con fuerza. Ambos lloraron de felicidad.
“¡Papá, te he extrañado tanto!”, dijo José.
“¡Hijo mío, pensé que te había perdido para siempre!”, respondió Jacob.
Toda la familia de Israel se reunió en Gosén, una tierra fértil que el faraón les había dado para vivir. Fue un nuevo comienzo lleno de bendiciones.
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